Empieza el otoño. Vuelven el frío, los abrigos, la rutina, los colegios, los horarios, los atascos húmedos y las prisas por llegar a todos lados. Regresan los días cortos, las noches largas, los tonos plomizos y las resbaladizas alfombras de hojarasca. Vuelve una estación que siempre es transición, para algunos frustración. Nos lleva del calor de la playa al calor familiar de la Navidad. Ya sopla el sonido del viento y la lluvia. Las nubes ya borran el sol más tímido. Ya es otoño, donde los árboles caducan por sus hojas. Es tiempo de niebla y barro, de vejez y madurez. Una estación amarillenta y amarronada que siempre es antesala de grandes cambios, grandes decisiones, grandes puntos y aparte. Vuelve un tiempo duro y de paso que invita a observar, callar y, sobre todo, escuchar. Hagámoslo.
No,no !! No es otoño hasta las 5:09 min ;)
ResponderEliminarJuancar, tienes razón. La próxima vez programo el post para esas altas horas de la madrugada :-)
ResponderEliminarSaludos.
¿Tú crees? Pues yo creo que es otoño, y la naturaleza nos regala un manto de hojas caídas para que no tengamos los pies fríos, y el olor de las castañas inundará el aire en breve, reconfortando el corazón. con el vaho de nuestro alientos pintaremos corazones y barquitos en los cristales de las casas, de los coches.
ResponderEliminarEs otoño, y hay unos colores en el campo increíbles: todo es oro, rojo, amarillo, ocre, berenjena.
¡No digas que no es bonito!
Claro que es bonito. Nunca he dicho lo contrario ;-)
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