Esta mañana volví a cruzarme con él. Lleva años deambulando por las calles coruñesas con su particular vía crucis, con su aflicción continuada. Arrastrando mucho silencio y suciedad. Es
Julius,
el indigente «invisible». Un serio problema que permanece, como permanece la imposibilidad de arreglarlo, según dicen los expertos... En unas semanas volverá el frío, también la dulce Navidad, y cada vez que veo a este alemán de mirada perdida pienso y repienso que en esta sociedad tan burrocratizada (con erre) algo falla espantosamente.
Actualización, jueves 23:
La Voz de Galicia :: ¿Nada que hacer por Julius?
Este hombre es un actor más de esa espantosa obra llamada "El arte de mirar hacia otro lado"...
ResponderEliminarLa sociedad somos todos, tu incluido. Menos hablar (o escribir) y más actuar.
ResponderEliminarNo creo que haya que echarle tanta culpa a la sociedad, a ver, es un hombre que voluntariamente ha decidido vivir de esa forma. Me consta, por lo que he leído por ahí, que se le ha ofrecido muchas veces acogerlo en albergues y lo ha rechazado.
ResponderEliminarLo único que quedaría sería evaluar su estado mental y, probablemente, internarlo. ¿Seríamos más humanos haciendo eso? sobre todo si no representa ningún peligro para él o para los demás.
No es una estampa agradable de ver pero no es fácil ayudar a quien no quiere ser ayudado.
¿Deberíamos haber encerrado a Man, el alemán de Camelle? También era un tipo raro, en taparrabos todo el año pegando unas piedras encima de otras.