Punto final a la conspiranoia del 11-M

La sentencia absolutoria de los cuatro policías por el absurdo episodio del ácido bórico pone punto y final a la conspiranoia que rodeó durante cuatro largos años a la dolorosa masacre del 11-M. Un puñado de medios de comunicación y un partido se aferraron a una patraña de la conspiración sin pies ni cabeza que tuvo en vilo al país cerca de 1.500 días generando una policrispación y una duda constante que atrapó a millones de personas. Toda una falsedad político-mediática sobre los mayores atentados de nuestra historia que intentó poner en tela de juicio a varios pilares del sistema democrático, como el Gobierno, las fuerzas de seguridad del Estado o la propia Justicia. Una conspiranoia y un periodismo enredadera que, por momentos, hicieron tambalear la credibilidad de nuestras instituciones. Si hay rectificación debemos perdonar, pero no olvidar, para que semejante vergüenza no se repita. Aunque inquieta pensar que muchos conspiranoicos siguen en sus mismos cargos y puestos de poder, afortunadamente el tiempo y el Estado de Derecho han puesto las cosas en su sitio. Las hemerotecas dirán el resto.





 «Se puede engañar a algunos todo el tiempo y a todos algún tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo».

(Abraham Lincoln)
Actualización:

Guillermo Pardo se hace eco de este post en su blog aportando nuevas ideas.

Comentarios

  1. El perdón, se concede después de haber reconocido el error, y aquí nadie ha reconocido nada. Más bien, lo contrario.
    De ese tema, ahora saltan a la defensa del castellano, pobre idioma en manos de esta gente.
    Y así mientras las mentiras y manipulaciones de cierta prensa, léase El Mundo y La COPE (sobre todo), no tengan el más absoluto rechazo por el resto de los medios de información, que se llenan la boca con el periodismo y la supuesta profesionalidad, cuando lo que comentamos es lo menos parecido a lo que debe ser, así nos va.
    Y, finalmente, la Justicia que, con su lento caminar llega tarde al esclarecimiento de tanta falsedad.

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  2. Alguien tiene que decirlo: Punto final, sin la y. Perdón por la corrección.
    Pierre Miró

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  3. Ártabro, ya he añadido lo de la rectificación, porque tienes razón.

    Pierre, atendiendo a tu corrección, ya he modificado el titular. Gracias a los dos.

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