
Es esa enfermedad invisible que carcome muchos estados de ánimo. Y la cosa no se detiene. Qué va. Hace unos días leí que el consumo de ansiolíticos se ha incrementado en un 20% en los últimos cinco años. Demasiado deprisa, demasiado ya en nuestras vidas que a nada conduce. Cuando voy en avión y miro hacia abajo siempre pienso en lo poco y lo diminutos que somos y en lo acelerados que andamos. Vamos como motos. Y cuanto más tenemos, hacemos y sabemos más queremos tener, hacer y saber. Contagiosa y curiosa forma de [no] ser.
Tal vez tenga algo que ver con el oficio de blogger profesional
ResponderEliminarNo lo has podido explicar mejor... sobre todo la particularidad de "a traición"... yo la conozco muy bien y un día escribí sobre ella:
ResponderEliminar"Siempre sucede igual, llega sin aviso.
Está dentro de algunos de nosotros, escondida, agazapada, callada, sorda. No quiere hacerse notar. Pero un día de repente, zas... empiezas a sentir esa náusea en la boca del estómago, el cuerpo tiembla sin motivo, el corazón galopa a mil por hora, las manos se vuelven sudorosas y una inquietud generalizada desordena tu vida. Las cosas más rutinarias se olvidan: las llaves dentro del coche cerrado, comprar el pan. Es casi imposible concentrarse en algo.
Y lo peor aún está por llegar: el miedo. Miedo a lo desconocido, a que suceda una catástrofe, a perder todo lo que más se quiere. Un miedo en mayúsculas, unas mayúsculas enormes y negras. Un miedo paralizante.
Lloras sin saber qué hacer, de rabia, de dolor.
Porque ya ha llegado."
Supongo que soy parte de esas estadísticas aunque la mayor parte de las veces consiga mantenerla a raya (es duro pero merece la pena)
Un saludo,
Aldabra
Hace tiempo leí en una revista un artículo de una chica; éste se llamaba "nadie me mira".
ResponderEliminarHablaba ella de su vida, de su físico, y de todo lo que pasó por no ser vistosa, ni llamativa.
Y un día, de repente, abrió los ojos y se dio cuenta del desperdicio de vida que llevaba, siempre pensando en lo que no tenía, y nunca en lo que sí tenía.
Claro que, a veces, el día iba torcido y la angustia volvía sobre ella, entonces pensaba: "Nadie me mira" y todo volvía a ser maravilloso.
Hay días en que todo va mal, desde la imagen en el espejo hasta la mancha en el jersey blanco en plena reunión.
Pues eso; nadie me mira, y si miran, que miren. Aquí estoy yo, y me basto y me sobro para poder con mi mundo. Es cuestión de respirar hondo y llevar la cabeza alta.
Y sino, nos queda Scarlett O´Hara:
-" After all, tomorrow will be another day."
A mí me funciona desde siempre, espero que a vosotros también.